Señor Cáncer

Crónicas del cáncer - Capítulo Especial

Por Gladys Cavero, Content Specialist de PEOPL.

Ciudad de México, Octubre 4 del 2024.

En la comunidad de PEOPL, nuestra misión es brindar apoyo y conocimiento a través de información y también historias que nos llevan a la reflexión.

Nos alegra presentarles el tercer capítulo de “Crónicas del Cáncer“.

Si te perdiste de los primeros capítulos, puedes leerlos en los siguientes links:

Mis batallas

Crónicas del Cáncer / Capítulo especial

«He venido a saber quién soy y que voy a tener que hacer de aquí en adelante…»

El Evangelio según Jesucristo

José Saramago

Estimado Señor Cáncer, su insaciable apetito de invasión ha sido una constante. Permítame narrarle una historia de fuerza que usted, en su implacable voracidad, no puede comprender.

Laura, hoy es posee figura de fragilidad, sus rasgos esculpidos por la enfermedad, se alza como un faro en la penumbra. Su piel, pálida como la luna, enmarca un rostro que ha conocido la lucha. El pelo corto en su cabeza es una sombra intensa que contrasta con los días previos al diagnóstico, el cabello se aferra después de las quimioterapias como un último bastión. Sus ojos, profundos y cansados, han visto más allá de lo que deberían.

El linfoma no hodgkiniano, ese intruso invisible que se esconde en los pliegues de su sistema linfático, la ha desafiado desde 2018. Cinco años de batallas, de quimioterapias y radiaciones, de esperanza y desgaste. Pero Laura no se rinde. Su certeza en Dios es su ancla, su faro en la tormenta.

En abril del año pasado, un tumor de 10 x 9 centímetros marcó un punto de no retorno. La quimioterapia, más agresiva, se convirtió en su compañera constante. Las horas se deslizan como arenas movedizas: siete horas semanales, tres semanas de respiro, y luego el ciclo se repite. ¿Por cuánto tiempo? El especialista, con voz impasible, le receta la duración del tratamiento: “Lo que te queda de vida”.

Los ojos de Laura se humedecen. No es fácil aceptar la sentencia. Yo, un testigo silencioso, también lloro.

Veinte quimioterapias, treinta radiaciones. Su cuerpo es un campo de batalla, resiste. El cáncer no da tregua. Laura, en su fragilidad, es un titán. Pero incluso los titanes tienen noches oscuras. ¿Cuántas veces ha deseado decir “basta”?

En la sala de espera, otra paciente, desconocida hasta entonces, le ofrece un atisbo de consuelo. “Calma, Dios está contigo”, le dice. La amistad nace en la vulnerabilidad compartida, en las lágrimas y los miedos. Juntas, enfrentan la incertidumbre.

Laura, tiene un hijo, es él un aliento espiritual para los días inciertos. Porque, a pesar de los diagnósticos y los pronósticos, ella sostiene con firmeza: solo Dios tiene la última palabra.

El reloj avanza sin piedad, las agujas se mueven como cuchillas, lo días suceden lentos, pero Laura no teme. Ha aprendido de la idea de muerte, que debe de aferrase a la vida a existir con cada latido.

El mensaje de Laura es de esperanza: Hoy día veo la vida de otra manera. El cuerpo se deteriora, el alma resplandece y me descubro amándome, valorándome y cierta de que he hecho un gran trabajo y seguiré mi viaje hasta que la función termine. Si me canso descanso y pido fuerza para seguir. No sabemos lo fuerte somos hasta que ser fuerte es la mejor y única opción.

Por favor, Señor Cáncer, ya ha hecho mucho daño, váyase y no regrese.

Sobre el autor, :

Es teólogo, radialista de banqueta, cronista urbano, autor de las llamadas Crónicas Pachecas, Crónicas de la Pandemia y ahora por su condición de paciente oncológico autor también de las Crónicas del Cáncer, se dice creyente de Dios y el Chamuco, fan de los ovnis, de la literatura mamila y los tacos de suadero. Las malas lenguas dicen que fue a la escuela, pero lo niega rotundamente.